600 años de presencia, memoria y futuro compartido en San José Obrero.
El 8 de abril se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano, una fecha para celebrar su cultura y también para recordar la discriminación histórica que sigue marcando muchas vidas. Este año, además, se cumplen 600 años de la primera presencia documentada del pueblo gitano en España. Seiscientos años de historia que, aunque pocas veces se han contado, forman parte del pasado —y del presente— de nuestros barrios.
En San José Obrero, esa historia no es algo lejano. Está en las familias que llevan generaciones aquí, en quienes participan en los talleres, en las voces que escuchamos cuando salimos a la calle con la grabadora o el cuaderno. Está en las niñas y niños que corren por el patio del Centro Integral. En las mujeres gitanas que defienden sus derechos. En los jóvenes que alzan la voz para cambiar las cosas.
Una historia que sigue construyéndose
En abril acompañamos a mujeres gitanas del barrio al pleno extraordinario celebrado en Alcantarilla, donde compartieron propuestas concretas para mejorar la vida en sus comunidades. Fue un momento emocionante, donde se habló de educación, de cultura, de igualdad, de oportunidades laborales. Fue un ejercicio de participación real y de reconocimiento. Un ejemplo de lo que ocurre cuando se abren espacios para que todas las voces sean escuchadas.
También estuvimos presentes en la lectura del manifiesto del 8 de abril, en el Palacio de San Esteban, donde se anunció la concesión de la Medalla de Oro de la Región de Murcia al pueblo gitano. Un gesto simbólico que, esperamos, se traduzca en acciones concretas.
Seguiremos contando historias de dignidad
No queremos que los 600 años del pueblo gitano se queden en una efeméride más. Queremos que sirvan para mirar alrededor, para preguntarnos qué estamos haciendo —y qué podemos hacer— para construir barrios más justos, donde nadie tenga que pedir permiso para ser quien es.
Porque la historia del pueblo gitano no empieza ni acaba en una fecha. Es una historia viva, que se sigue escribiendo aquí y ahora. En el barrio. En la plaza. En las casas. En cada historia de vida que merece ser escuchada con atención y con cariño.
Desde Historias de Barrio, seguiremos comunicando desde el respeto, la memoria y el compromiso.
Porque una historia más justa también se construye palabra a palabra.
